La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la promoción de la salud como el proceso que permite a las personas incrementar el control sobre su salud para mejorarla. Esta definición se construye en el contexto de la primera Conferencia Internacional sobre la Promoción de la Salud celebrada en 1986 y se recoge en la Carta de Ottawa, que convierte el documento icónico y fundacional de la promoción de la salud tal y como la entendemos actualmente. Así pues, en este contexto, se entiende la promoción de la salud como un proceso político y social global que abarca no solamente las acciones dirigidas directamente a fortalecer las habilidades y capacidades de los individuos, sino también las dirigidas a modificar las condiciones sociales, ambientales y económicas, a fin de mitigar su impacto en la salud pública e individual permitiendo a las personas incrementar su poder sobre los determinantes de la salud y en consecuencia poder mantenerla y mejorarla. Interpela no sólo a los agentes de salud, sino que hace un planteamiento multidisciplinar de la salud; se pretende actuar sobre todo aquello que favorece la salud e introduce el principio de equidad
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