Según las estimaciones de Daniel Goleman, las habilidades emocionales requeridas en los modelos de competencia de liderazgo empresarial en organizaciones a nivel internacional superan en un 80% otro tipo de habilidades, como la inteligencia cognitiva y la experiencia. El estudio de las emociones en el trabajo ha sido insuficiente, o bien ha sido paliado por cursos motivacionales o gerenciales que, sin embargo, no ahondan en la importancia de las emociones para el éxito de la vida laboral y personal. En el dominio de la psicología organizacional, la inteligencia emocional ha supuesto una auténtica revolución en la formación de directivos y empleados más conscientes de sí mismos, motivados, con una mayor inclinación al logro y la colaboración conjuntos.
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