La Dirección General de Tráfico (DGT), con la colaboración del Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo (INSST) y de la Inspección de Trabajo y Seguridad Social (ITSS), ha publicado recientemente la actualización del ‘Plan Tipo de Seguridad Vial en la Empresa’. Este documento nació como una guía de apoyo dirigida principalmente a los responsables de prevención de riesgos en las empresas. En la década transcurrida desde su primera versión, en 2011, ha resultado muy útil para numerosas empresas, la mayor parte de tamaño medio y grande
La versión actualizada del documento, titulado ‘Plan Tipo de Movilidad Segura y sostenible en la empresa’, persigue ser más útil y didáctica que su antecesora para las pequeñas y medianas empresas, que son las más numerosas en nuestro tejido empresarial. Las entidades impulsoras expresan en el prólogo su interés por “lograr un cambio modal hacia una movilidad más segura y sostenible en los desplazamientos relacionados con el trabajo”. Defienden que esa finalidad “debe constituir un reto prioritario en la actuación de todos los sectores implicados; tanto las diferentes administraciones públicas, como las empresas, los sindicatos y los propios trabajadores”.
Los accidentes de tráfico se han convertido en una de las primeras causas de muerte por accidente laboral. La mayor son de vehículos a motor particulares, fundamentalmente automóviles y motocicletas. Gran parte de los desplazamientos cotidianos de millones de personas para acceder a sus centros de trabajo se realizan en este tipo de vehículos.
Según los datos del último Informe sobre accidentes laborales de tráfico (ALT) del Instituto Nacional de Seguridad y Salud en Trabajo, (INSST), aproximadamente cada 33 horas falleció una persona en 2018 como consecuencia de un accidente laboral de tráfico. Es decir, yendo o volviendo del trabajo o desplazándose durante la jornada laboral. Esta cifra ha experimentado, además, una importante tendencia al alza en los últimos años.
El actual modelo de movilidad, provocado en buena parte por el cambio urbanístico de nuestras ciudades, genera igualmente otros impactos que afectan de forma negativa al bienestar y la calidad de vida. Así, las congestiones de tráfico, las emisiones contaminantes, el ruido del tráfico o la gran dependencia de los combustibles derivados del petróleo, se muestran como ejemplos evidentes de los impactos negativos producidos por este modelo.
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