Hace unos días nuestra CEO a nivel internacional, Sanda Ojiambo, hablaba durante nuestra Asamblea de socios de la amenaza que estaba suponiendo sobre el mundo las 3 C’s (ambio climático, conflictos y COVID-19). Pocas semanas después, Naciones Unidas ratifica estas palabras en su último informe sobre el estado de cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
En concreto, este informe de periodicidad anual proporciona un panorama general de los esfuerzos realizados hasta la fecha para la aplicación de los ODS en todo el mundo, subrayando las áreas de progreso y también aquellas en las que se deben tomar más medidas para garantizar que nadie se quede atrás.
En esta última edición, el documento hace hincapié en los estragos causados por la pandemia sobre la Agenda 2030, asegurando que sus efectos todavía se notarán durante más tiempo del previsto. Esta crisis sanitaria y económica, unida a la crisis climática y la creciente inflación y crisis de recursos provocada por los conflictos armados suponen, según el secretario general de Naciones Unidas, un “impacto destructivo” que afecta a la alimentación y la nutrición, la salud, la educación, el medioambiente y la paz y la seguridad y dificulta la carrera hacia el logro de los ODS.
En este sentido, la ONU advierte que “el mundo se encuentra frente a una disyuntiva que definirá su futuro: abandonar los compromisos de ayudar a los más vulnerables o redoblar los esfuerzos por revitalizar la marcha hacia los Objetivos y construir un mejor porvenir para las personas y el planeta en 2030”.
Desde el Pacto Mundial de la ONU España creemos que la mejor forma de enfrentarse a estos desafíos es conocer el punto de partida y los objetivos a conseguir. Por ello, analizaremos en este post algunas de las conclusiones más relevantes del informe que nos darán una visión general de la situación actual.
Grandes retrocesos en los ODS de carácter más social
Como suele pasar, los más vulnerables son los que sufren las consecuencias más duras durante las crisis. En este aspecto, la COVID-19 ha hecho retroceder los avances en la reducción de la pobreza (ODS 1) de los últimos 25 años, y el número de personas en situación de extrema pobreza ha aumentado por primera vez en una generación. Ahora, el aumento de la inflación y los impactos de la guerra en Ucrania pueden hacer descarrilar aún más el progreso. Las crisis combinadas podrían llevar a que entre 75 y 95 millones de personas más vivan en la pobreza extrema en 2022, en comparación con las proyecciones anteriores a la pandemia.
Deja una respuesta